Es la psicología la palabra moderna para la salud espiritual?

Imagina a Jesús en una colina, diciendo: “Venid a mí los cansados, y yo os haré descansar” (Mateo 11:28). Sus palabras sanaban almas, como un bálsamo en una herida abierta. Ahora, piensa en una terapia: “¿Cómo te sientes?” Las dos buscan lo mismo —paz, plenitud— pero con lenguajes distintos. ¿Y si la psicología fuera solo la forma moderna de nombrar la salud espiritual?

Mira esto: Jesús decía “perdona setenta veces siete” (Mateo 18:22), y hoy la ciencia prueba que el perdón corta la ansiedad un 20% (Worthington, 2006). “Ama a tu prójimo” (Marcos 12:31) suena a empatía, que fortalece el cerebro (Decety, 2011). No es casualidad. Quizá Jesús entendía el alma antes que los laboratorios la midieran con escáneres.

Conocí a una cliente, hundida por el rencor a un padre ausente. “Suelta eso,” le dije, “por ti, no por él.” Una semana después, respiraba más libre, como si un peso se desvaneciera. La psicología lo llama liberación; la Biblia, dejar tus cargas (Salmo 55:22). ¿Mismo camino, nombres distintos?

Claro, la psicología usa datos —la meditación baja el estrés un 15% (Goyal, 2014)— y la espiritualidad confía en lo invisible. Pero ambas quieren sanarte. Jesús lo hacía con parábolas, y preguntas; los terapeutas, con reflecciones, preguntas, historias y con otras técnicas. La psicología es el eco de una sabiduría antigua.

Prueba hoy: cinco minutos en silencio, suelta una preocupación, escucha. La psicología dice que es atención plena; el espíritu, que es paz. ¿Y si son lo mismo? Explóralo —tu mente y tu alma podrían estar de acuerdo.

Aser Ones, LCSW

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