Otra habilidad de Jesús que la psicología moderna usa sin darle crédito: La escucha activa
- Aser Ones, LCSW
- 17 mar
- 2 Min. de lectura

Jesús tenía una habilidad asombrosa que hoy la psicología moderna utiliza como pilar fundamental sin siempre reconocer su origen: la escucha activa. Imagina su presencia serena, sus oídos atentos captando no solo las palabras, sino el dolor, la esperanza y el anhelo detrás de ellas. Esta capacidad no era un simple acto de cortesía; era una herramienta poderosa para sanar y transformar vidas.
Evidencia bíblica
En Juan 4:7-26, Jesús se encuentra con la mujer samaritana junto al pozo. No la interrumpe ni la juzga mientras ella habla de su vida y sus luchas. Él escucha con atención, responde con preguntas que la llevan a reflexionar ("Dame de beber", luego "Ve, llama a tu marido"), y finalmente le ofrece una verdad que la libera: "Yo soy el Mesías." Su escucha no es pasiva; es un acto intencional que valida su existencia y le da espacio para descubrirse a sí misma.
Otro ejemplo está en Marcos 10:46-52, con Bartimeo, el ciego. Mientras la multitud lo manda callar, Jesús se detiene y le pregunta: "¿Qué quieres que haga por ti?" No asume, no impone; escucha su clamor y responde a su necesidad específica. Este momento refleja una conexión profunda que empodera al otro.
Conexión con la psicología moderna
La psicología actual, especialmente en enfoques como la terapia centrada en el cliente de Carl Rogers, pone la escucha activa en el centro. Escuchar sin juzgar, reflejar lo que el paciente dice y validar sus emociones son técnicas clave para generar confianza y facilitar la autoexploración. Los terapeutas saben que cuando una persona se siente verdaderamente escuchada, se abre a la sanación. Pero, ¿quién lo modeló primero? Jesús, con su habilidad para hacer que cada persona se sintiera vista y comprendida.
Reflexión
La escucha activa de Jesús no era sólo un don; era un acto de amor que devolvía dignidad. La psicología moderna lo usa, pero rara vez le da crédito al Maestro que lo perfeccionó hace más de dos mil años. Piensa en esto: cuando Jesús escuchaba, no solo oía palabras, sino que tocaba almas. ¿Y si tú y yo aprendiéramos a escuchar así? Talvez, sin saberlo, estaríamos siguiendo el camino de la verdadera sanación que Él nos dejó.
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