Vivir en el Caos: El silencioso Grito de la Urgencia
- Aser Ones, LCSW
- 8 abr
- 2 Min. de lectura

Conoces a alguien que siempre está al borde de un desastre: Pierde las llaves, olvida citas, enfrenta y vive intensos dramas que parecen no acabar. Cada crisis viene con un llamado urgente: “¡Necesito ayuda!”. Quienes le rodean corren a rescatarlo, pero el caos no se detiene. Estas personas no solo viven en modo de emergencia, pero también convierten su desorden en una demanda constante de atención. ¿Por qué pasa esto y cómo manejarlo?
La psicología apunta a rasgos como los descritos por Theodore Millon (1996) en personalidades histriónicas o dependientes. Te explico, suelen ser personas con baja tolerancia a la incertidumbre, con miedo al rechazo y una profunda necesidad de validación externa. No siempre son consciente de estos patrones de comportamiento. El caos puede ser su forma de buscar control en un mundo que ellos perciben como caótico. Estudios de la APA (2018) sugieren que este patrón estar envuelto en ansiedad o inseguridad, mantenida por la atención que reciben de aquellos que le rodean y acuden al rescate.
Consecuencias de este patrón
Para ellos, el costo es alto: dependencia crónica, relaciones frágiles y una ansiedad que no descansa. Para los demás, implica agotamiento, frustración y la sensación de estar atrapados en un ciclo sin fin. Es una dinámica que desgasta a todos.
Cómo se pueden proteger aquellos que le rodean:
Entiende esto: No tienes que ser su héroe eterno.
Prueba estas tres estrategias:
Establece límites firmes: Di “te apoyo, pero no puedo resolver esto por ti ahora”. Los límites son saludables y te protegen de drenar tus energías.
Devuelve la responsabilidad: Pregunta “¿Qué has intentado ya?”. Esto los invita a actuar, a que no se sientan víctimas de sus circunstancias sin cargarte de responsabilidades a ti.
Mantén distancia emocional: Escucha sin absorber su urgencia. Visualiza su caos como un río: míralo pasar, pero no te lances a nadar.
Para quien vive en el caos: Un camino hacia la Calma
Si te reconoces en este patrón, hay esperanza. Empieza con algo pequeño: Elige una crisis diaria y respira antes de pedir ayuda. Pregúntate: “¿Puedo dar un paso yo primero?”. Llevar un diario de tus emociones puede revelar qué te empuja al torbellino, dándote poder sobre él. No estás roto/a; solo necesitas aprender a pausar.
El caos no tiene que ser tu dueño ni el de quienes te rodean. Si estás atrapado en este ciclo —como rescatador o como torbellino—, hay salida. Como terapeuta, te exhorto a encontrar calma en medio de la tormenta. Pide ayuda profesional.
Aser Ones, LCSW
(561) 421-4132
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