Condicionamiento Clásico vs. Operante: Cómo Moldea Nuestra Vida Diaria y Emociones
- Aser Ones, LCSW
- 26 may
- 3 Min. de lectura

Imagina que el sonido de un mensaje en tu teléfono te acelera el corazón, esperando una mala noticia, o que evitas hablar en público porque una vez te tembló la voz y temes repetir la experiencia. Estos son ejemplos del condicionamiento, un proceso psicológico que da forma a cómo reaccionamos ante el mundo.
Las teorías del condicionamiento clásico (Pavlov) y el condicionamiento operante (Skinner) explican cómo aprendemos a asociar estímulos y consecuencias, influyendo en nuestra ansiedad, conflictos, tristeza o desilusiones.
Como psicoterapeuta, he visto cómo entender estos procesos puede ayudarnos a manejar emociones difíciles y vivir con mayor libertad. Este artículo explora ambas teorías, su impacto en nuestras emociones y estrategias prácticas para usarlas a nuestro favor en el día a día.
¿Qué es el condicionamiento clásico y operante?
El condicionamiento clásico, desarrollado por Ivan Pavlov, ocurre cuando asociamos un estímulo neutro con una respuesta emocional o fisiológica. Por ejemplo, si siempre sientes ansiedad cuando recibes un correo de tu jefe (porque alguna vez trajo malas noticias), el sonido de la notificación puede desencadenar ansiedad automáticamente. Es un aprendizaje inconsciente, como el perro de Pavlov salivando al escuchar una campana.
El condicionamiento operante, propuesto por B.F. Skinner, se basa en aprender a través de las consecuencias de nuestras acciones. Si una conducta es recompensada (refuerzo), es más probable que la repitamos; si es castigada, la evitamos. Por ejemplo, si evitas conflictos callándote porque te elogian por ser “pacífico”, podrías aprender a reprimir tus emociones, lo que genera ansiedad o tristeza.
Ambos procesos pueden limitarnos al reforzar hábitos que evitan emociones difíciles, pero también pueden liberarnos si los usamos conscientemente para fomentar comportamientos saludables.
"El hombre es libre, pero está encadenado en todas partes por las cadenas que él mismo ha forjado."– Jean-Jacques Rousseau
Cómo el condicionamiento influye en nuestras emociones
El condicionamiento puede atraparnos en ciclos emocionales. Por ejemplo, en el condicionamiento clásico, una persona que asocia reuniones sociales con rechazo (tras una experiencia humillante) podría sentir ansiedad solo de pensar en salir. En el condicionamiento operante, alguien que evita expresar tristeza porque fue castigado por “ser débil” puede reprimir emociones, acumulando desilusión.
Estas respuestas aprendidas nos limitan al mantenernos en patrones de evitación, pero también nos ofrecen oportunidades. Al entender cómo se forman estas asociaciones, podemos “reprogramarlas” para reducir ansiedad, resolver conflictos y manejar tristeza. He trabajado con personas que, al desaprender estas respuestas automáticas, encontraron formas más saludables de enfrentar sus emociones.
Estrategias prácticas para usar el condicionamiento en el día a día
Reconoce tus desencadenantes (Clásico): Identifica estímulos que te generan ansiedad o tristeza, como un lugar o un sonido. Escribe: “Cuando escucho [x], siento [y]”. Luego, exponte gradualmente a ese estímulo en un entorno seguro (por ejemplo, lee correos de trabajo con música relajante) para romper la asociación negativa.
Refuerza conductas positivas (Operante): Premia pequeños pasos hacia el manejo de emociones. Si enfrentas un conflicto hablando asertivamente, celébralo con algo que disfrutes, como un café. Este refuerzo positivo fortalece hábitos saludables.
Reemplaza la evitación: En lugar de evitar situaciones que te asustan (como hablar en público), practica en contextos pequeños, como con un amigo. Usa el condicionamiento operante recompensándote tras cada intento, reduciendo la ansiedad con el tiempo.
Cuestiona tus aprendizajes: Reflexiona: ¿Qué conductas evito por miedo a la desilusión? Escribe una experiencia pasada que te marcó y cómo puedes reinterpretarla. Por ejemplo, un “fracaso” puede ser una lección. Esto deshace condicionamientos limitantes.
Busca apoyo profesional: Si los patrones de condicionamiento te abruman, un terapeuta puede ayudarte a desaprender respuestas automáticas.
Liberándote de las cadenas emocionales
El condicionamiento clásico y operante moldea cómo enfrentamos la ansiedad, los conflictos, la tristeza y las desilusiones. Aunque pueden limitarnos al reforzar hábitos de evitación, también nos dan herramientas para construir una vida más plena.
Como dijo Epicuro: “No es lo que tenemos, sino lo que disfrutamos, lo que constituye nuestra abundancia.”
Al reaprender cómo respondemos a los estímulos y consecuencias, podemos transformar nuestras emociones en aliados. He visto a personas liberarse de miedos arraigados al aplicar estas ideas, desde hablar en público hasta expresar emociones sin culpa. Elige una estrategia hoy y comienza a moldear tu vida con intención.
Aser Ones, LCSW.
(561) 421-4132
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